viernes, 24 de febrero de 2017

En la Fontana de Trevi

Aquella noche en Roma, por descuido no vi un escalón y caí torciendome el pies izquierdo, seguí caminando sin darle mucha importancia al accidente.

Al llegar al hotel el dolor era fuerte. pero confiaba que el descanso mejoraría el malestar. A eso de las 3 de la mañana desperté con un dolor insoportable y una gran inflamación en mi pies 
Que hacer en esas circunstancias? esperar el amanecer para buscar la ayuda al malestar.

Cuando las primeros rayos del sol se asomaron por mi ventana semi abierta, levante, Attilio me ayudo a vestir, salimos de inmediato a una farmacia que poco me indico para aliviarme; descanso, hielo y analgésicos.
Como pasar un reposo en Roma? con tantas maravillas de esa apasionante ciudad.!

Ayudada por un paraguas como bastón y considerando que la Fontana de Trevi estaba cerca de mi hotel, decidimos ir allá.

Poco sabia de las leyendas e historias de esa fuente que encanta a los turistas, y no se de donde saque la conclusión que sus aguas hacían milagros a los enfermos y mejoraban la salud, despacio llegamos y se ocurrió colocar el pies por uno de los chorros de caída de agua muy fría. 
No me percate que un hombre de mediana edad, italiano, me observaba al punto de llegar a mi e intentar ayudar en mejorar... Algunas indicaciones me dio y reviso mi pies adolorido luego se marcho.

Después de unas horas volví al hotel y dormí toda la noche, fue un descanso absoluto, al despertar con la luz solar revise el pies y para mi asombro estaba completamente desinflamado, sin aparente aspecto de haberse lesionado.

Pasado seis meses aproximadamente, leyendo una revista en un consultorio médico, llamó mi atención el caso de un italiano que esperaba siempre en la Fontana de Trevi la medianoche para sacar de la fuente las monedas que turistas e italianos lanzan como ritual de promesa para volver a Roma, la foto era del mismo hombre que me atendió, pero lo extraño y asombroso era que en la nota decían que había muerto hace tres años.

Ahora tengo 10 años sin volver a Roma y sueño con revivir otra historia tan apasionante como misteriosa en esa ciudad

De como las muñecas me llevaron a otra dimensión

Un día domingo fui con Hector a visitar el museo de Bellas Artes, se exponían las obras de Armando Reveron, sabia que era el pintor de la luz, caraqueño, y según los comentarios tuvo un taller que era como un castillete, de aspecto muy rudimentario y natural, ubicado en Macuto.
Solo al llegar me impacto la publicidad que fue colocada a la entrada del museo; era una banda de tela muy ancha, con su rostro y nombre muy visibles, !vibro mi energía contagiando a mis emociones!

Fuimos recorriendo las salas, observando y admirando las maravillosas obras correspondientes a las diferentes etapas de su vida artística; la sepia, azul, blanco, la luz, paisajes, retratos, Juanita y muchas mas.
Pero había otra sala, aquella, de muy poca luz, silenciosa pero muy concurrida, hacia ella me apresure en llegar.

Si, era un salón grande, semi oscuro, las obras no eran pinturas, sino muñecas, grandes, elaboradas con tela de coletos, cartón, una especie de palma seca, cintas y ropas ya confeccionadas, estaban sentadas en sillas, bancos y hamacas.
Mi asombro me dejo sin pronunciar palabras y fije mi vista solo en ese grandioso espectáculo de alta creación artística, camine lentamente para admirar esas obras, de repente una magia inundo la sala, no pude determinar como logre o que fuerza, energía o factor universal me traslado a otra dimensión; la del movimiento, fue entonces que todas las muñecas adquirieron vida, se levantaron de sus lugares asignados y me invitaron a seguirlas y hacer una especie de danza subliminal, mi cuerpo entró en un estado de miedo y buscaba a Hector, al publico a la gente pero era inútil yo estaba sola con las muñecas, el movimiento y una sala semi oscura.

Atontada, asustada, semi aturdida y a la vez maravillada logre escapar del movimiento y salí por un túnel a mi dimensión.
Camine despacio, busque a Hector y le pregunte 
_Viste la sala de las muñecas?
Respondió _ Si, hay fue cuando te perdiste y no se que te hiciste, porque te busque y no te encontraba.
Hice un silencio absoluto y respondí
_ Fui a ver la luz y el movimiento en otro aspecto universal
Salimos y regresamos a casa

El baño bajo el frio

En aquella habitación pequeña, sin ventilar, llena de objetos de estudio, estábamos ella y yo, compartíamos un computador o mejor dicho le impartía instrucciones para la obtención de un documento.

Su olor desagradable y chocante a mi olfato, pero natural en el proceso biológico hormonal, me era imposible de tolerar.

Fueron solo momentos que estuvimos en esa tarea administrativa, pero para mi interminables horas y cuando al fin se despidió y se marcho, el olor continuaba impregnado hasta en la vieja estantería, mi cuerpo, las sillas, cortinas y el aire.

Salí corriendo al cuarto de baño, solté mis prendas de vestir, desate mis cabellos, abrí el grifo y llene la bañera con jabón de espumas, fragancia de rosas, mis cabellos con champú de manzanilla, mi piel siento el abrazo placentero del agua, las rosas, las flores y pompas de jabón, deslizándose en sutil caricia sobre mi piel morena y tersa, cual joven adolescente.

Sumergida en ese placentero éxtasis, me pareció inexplicable... como a ella no le gustan los placeres mas sensuales que puede recibir el cuerpo de una mujer

Las escaleras

Cierto día, en horas de la tarde, tenía una consulta con un neuropsiquiatra debido a una fuerte migraña.
Era en un edificio antiguo, grande, color gris, de dos alas; la A y la B, por descuido me dirigi al ala que precisamente no era la que me correspondía.

Aborde el ascensor, habían unas tres personas mas, al llegar al piso seleccionado un hombre salio conmigo, repare y ví que ese no podía ser el piso porque era como una mezzanina sin salida, solo unos escalones oscuros.
Enseguida me dije: que piso es este? se evidenciaba mi desorientación y desconocimiento e ingenuidad de la zona, fue entonces cuando el hombre que salio conmigo en ese nivel me dijo " Estas perdida mi amor, vente conmigo te acompaño, que buscas"?

Lo mire, y le dije con voz muy alta casi a gritos: Busco al consultorio del psiquiatra porque estoy LOCA.

Entonces, aquel hombre dijo: Estas loca...? y salio corriendo como un perseguido por las únicas escalera que habían.
Yo lo deje correr, baje las escaleras y me dirigi al ala correspondiente.

Al salir de la consulta me dije:

_Un dolor de cabezas tiene sus ventajas, te hace fuerte para enfrentar peligros