Un mundo de palabras irreverentes,
opuestas, desafiantes e insolentes,
invadieron el silencio, sus ángulos
y perfectas dimensiones
El salón abrumado
¡Con inquieta ansiedad se pregunto!
¿Porque invaden mi armonía?
¿Que daño yo he causado?
Pero el desconcierto era reinante,
con espadas, cuchillos y sables,
las palabras se retaban amenazantes
y se enfrentaban a la muerte
El silencio percibía su desaparición,
luchaba por su eterna quietud,
presentía su sentida muerte
Fue entonces cuando yo le respondí
_Ya nada debe sorprenderte...
Porque hasta el silencio también muere
solo el universo es infinito