La Casa Rectoral siempre me pareció una funeraria, sus pasillos decorados con imágenes y cuadros de santos católicos, baúles, muebles y lámparas, todo ambientado al estilo colonial, enmarcado en un silencio que se adueñaba de todos los espacios y rincones.
Llamaba mi atención una puerta que nunca abrían, incitando a mi curiosidad por saber que custodiaban en ese espacio secreto.
Todo rigurosamente limpio y en su lugar, en antaño se constituyo como casa principal de esa hacienda, que hoy es la Universidad Simón Bolívar
Por razones de trabajo, me quede un día por la noche para concluir un trabajo de urgencia, ya a las 5 pm era un cementerio, porque todos se iban a las 4pm y el silencio se hacia escuchar, junto con la llegada de los murciélagos con su silbar característicos, las guacharacas anunciando la noche y los loros su alboroto para recogerse
A eso de las 7 pm me levante del escritorio para ir al baño, no lo había hecho antes porque el temor a tanta oscuridad, silencio y soledad me mantenían aferrada al escritorio.
Decidí ir al baño mas cercano, estaba en el Despacho del Rector, entre y luego de orinar, llamo mi atención que ese pequeño espacio era diferente al resto de la Casa Rectoral.
Estaba ambientado a un estilo clásico actual, había un estante enchapado en fórmica blanco...extrañe esa decoración y seguí viendo las otras cosas que lo componían.
Movida por la intensa curiosidad abrí el estante blanco, casi quede inmóvil cuando un objeto negro se abalanzo sobre mi envolviéndome totalmente, no grite, intente zafarme de aquello logrando mi objetivo con éxito, fue entonces cuando percibí que aquella cosa negra que callo sobre mi arropándome, era la toga que usaba el Rector para los actos académicos y conservaba en ese estante, junto a unos libros, el birrete y rollo de papel sanitario.
Cuidadosamente la volví a colocar en su respectivo lugar, cerré el estante, salí del baño, fui a mi escritorio, apague las luces y salí despacio para aparentar valentía y me fui al carro, metí mis llave y salí directo a mi casa.
tenebroso relato, suspenso rectoral...
ResponderEliminarSi, imagina como lo viví, pero son experiencias para recordar y plasmar.
ResponderEliminarGracias por tu comentario